Su historia empezó una tarde En el preciso momento En que fue a dar a un convento Pues, según ella contó Su mamá la abandonó En el mercado de abastos Y atorrando en un canasto Una monja la encontró Después de cumplir los quince Dio el primer paso fulero Se acoyaró a un quinielero Creyéndolo un buen partido Era un negrito fornido Que por ser rana y de oficio Cuando entró a encunarle el vicio La empezó a fajar tupido Y al cabo de cierto tiempo De aguantiñar tanta biaba Cayó de suerte la caba Y su premio fue un billé De hay en más lo que yo sé Es que este adornó su frente Además de un regio ambiente Por Larrea y Santa Fe Y así como en pleno mate (Y así como en pleno mate) En el que el agua se acaba Se cortó lo que se daba Muy poco el Piolín se estira Nadie por ella suspira Su escrato debida pena Y hoy llora a lo Magdalena Al escuchar Yira yira