Sentí el frío recorrer mi cuerpo La angustia se apoderó de mi aliento Cegado por la rutina intenté seguir mi día Aun sin saber qué pasaba lo sabía. Mientras procesaba la tristeza Vino a mi mente la absurda ironía De que incluso antes de morir aún vivía. Como una luz que se apaga o la flor que se marchita, Solo muere quien se olvida y vive quien no teme a morir. Los temores se hacen monstruos Que atormentan mi camino La injusticia me invade cada nervio Estoy atrapado en mi pena Buscando respuestas que ya conozco Entre llantos y agonía me consuela saber Que gloriosa fue su muerte Haciendo en vida lo que quería. Como una luz que se apaga o la flor que se marchita, Solo muere quien se olvida y vive quien no teme a morir. Solo muere quien se olvida y vive quien no teme a morir. ¡Que fácil ser la muerte! Sabiendo que siempre ganará, Pero jamás podrá celebrar su victoria Porque el legado de vivir nunca morirá.