Tu vida fue un continuo desaparecer, Esclavo de la magia del tapete; Tu canto de sirena, el cubilete, Y tu fatalidad no fue sino perder. La ficha de valor fue tu liberación, Andar con tus verdugos tan tranquilo; Y en casa, el corazón, todos en vilo, No fueras a acabar con nuestra asignación. No te reprocho nada, pero, alma de Dios, Cómo podías ganar en aquel ambiente, Cómo farolear con aquella cara de buena gente. Si un viejo camarada rondaba tu balcón Perdías el control y las maneras; Ligero ya de urgencias y cartera Todo era candidez y consideración. Cuando se liga un full hay que verlas venir Y a ti te delataban tus soplidos; Si echabas a silbar como aburrido Es que ibas de farol, y así no hay porvenir. No te reprocho nada, pero, alma de Dios, Cómo podías ganar en aquel ambiente, Cómo farolear con aquella cara de buena gente. Alguien te acorraló y habló de enfermedad; Qué duro tribunal, que no sabía Lo que es dejarse amar a sangre fría Con tal de estar ahí, con tal de hacerse amar. No te reprocho nada, pero, alma de Dios, Cómo podías ganar en aquel ambiente, Cómo farolear con aquella cara de buena gente.