Tengo un amigo de toda la vida, Fuimos compadres en flor. Yo me encontré una guitarra dormida Y a él lo hicieron pastor. ¡Vaya granujas! Con las ovejas nos íbamos a pescar Y aprendimos a cabalgar. Y en la noche de los tiempos Nos hicimos compañía. Yo le abrí mi fantasía, él me dio sabiduría y aposento Y era fácil caminar sobre los vientos. Un rayo extraño quebró el horizonte, Ya no me siento cantor. He levantado una casa en el monte Y él se ha comprado un tambor. ¡Pobres ovejas! Van a tener que ponerse el despertador Y olvidarse de su señor. Y ahora estamos todo el día Ofreciéndonos asiento. Él destroza melodías, Yo le doy sabiduría o me la invento, Y así vamos aguantando, tan contentos.