Tú nunca entenderás lo que te quiero Porque duermes en mí y estás dormido. Yo te oculto llorando, perseguido Por una voz de penetrante acero. Norma que agita igual carne y lucero Traspasa ya mi pecho dolorido Y las turbias palabras han mordido Las alas de tu espíritu severo. Grupo de gente salta en los jardines Esperando tu cuerpo y mi agonía En caballos de luz y verdes crines. Pero sigue durmiendo, vida mía. ¡Oye mi sangre rota en los violines! ¡Mira que nos acechan todavía!. Pero sigue durmiendo, vida mía. ¡Oye mi sangre rota en los violines! ¡Mira que nos acechan todavía!.