Gocémonos, Amado, Y vámonos a ver en tu hermosura Al monte y al collado, Do mana el agua pura; Entremos más adentro en la espesura. Y luego a las subidas Cavernas de la piedra nos iremos Que están bien escondidas, Y allí nos entraremos, Y el mosto de granadas gustaremos. Allí me mostrarías Aquello que mi alma pretendía, Y luego me darías Allí tú, vida mía, Aquello que me diste el otro día. El aspirar el aire, El canto de la dulce filomena, El soto y su donaire En la noche serena, Con llama que consume y no da pena. Que nadie lo miraba, Aminadab tampoco aparecía Y el cerco sosegaba, Y la caballería A vista de las aguas descendía.