Tu voz regó la duna de mi pecho En la dulce cabina de madera. Por el sur de mis pies fue primavera Y al norte de mi frente flor de helecho. Pino de luz por el espacio estrecho Cantó sin alborada y sementera Y mi llanto prendió por vez primera Coronas de esperanza por el techo. Dulce y lejana voz por mí vertida. Dulce y lejana voz por mí gustada. Lejana y dulce voz amortecida. Lejana como oscura corza herida. Dulce como un sollozo en la nevada. ¡Lejana y dulce en tuétano metida!