Ya no sé cuántos días han pasado Desde que pisamos estas tierras El buen recibimiento de los nativos duró muy poco Y el invierno nos trajo el vacío del hambre Y el augurio de la muerte El frío del viento, golpea un látigo Arrastra los gritos y cantos de guerra En el cielo se agitan Destellos de las hogueras Asediándonos Con su fulgor Tres cuerpos mutilados Se hamacan pestilentes Nada queda para saciar El hambre rompiendo las tripas Gusanos enfermos de antropofagia Se arrastran en la agonía De esta furia nativa Ni tu Dios te salvó