Esa antigua canción que trae el viento Fantasía que es breve momento En la espina de mi corazón sediento Pegajosa dulzura del tormento El recuerdo de frías noches tropicales Rasca el velo con sus garras inusuales Liberando esas fragancias minerales Siempre en pos de presagios animales Corazón, ay, corazón No te dejes morir de sed Corazón, ay, corazón Para qué, dime, para qué Para qué Para qué En la piel del beso del aguacero Ese abrazo en la víspera al destierro Sin derecho, ni siquiera desespero Y otra vez es ... como ayer Corazón, ay, corazón No te dejes morir de sed Corazón, ay, corazón Para qué, dime, para qué Para qué Deja el canto ser llevado por la brisa No te dejes comprar de una sonrisa Vende caro tu pellejo bien curtido Que el futuro al cabo es desconocido Ese sabor metálico es de sangre Lo has probado al fragor de la batalla Mientras tragas junto con tu vergüenza El certero puñetazo del canalla Corazón, ay, corazón No te dejes morir de sed Corazón, ay, corazón Para qué, dime, para qué Para qué Para qué Para qué Ay, para qué Ay, para qué.