Soy un dios, en mi pueblo y mi valle No porque me adoren sino porque yo lo hago, Porque me inclino ante quien me regala Unas granadillas o una sonrisa de su heredad. Porque voy donde sus habitantes recios A mendigar una moneda o una camisa Me la dan. Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán Y lo nombro en mis versos Porque soy solo. Porque dormí siete meses en una mecedora Y cinco en las aceras de una ciudad. Porque a la riqueza admiro de perfil Más no con odio. Porque, porque, porque Amo a quien ama Amo a quien ama Porque sé cultivar naranjos Y granadillas y vegetales Aún en la canícula. Porque tengo un compadre A quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio. Porque no soy bueno de una manera conocida. Porque amo los pájaros y la lluvia Y su interperie Que me lava el alma Que me lava el alma Que me lava el alma Que me lava el alma Que me lava el alma Que me lava el alma Que me lava el alma Porque mi madre me abandonó Justo cuando más la necesitaba. Porque cuando estoy enfermo Voy al hospital de caridad. Porque respeto sólo al que lo hace conmigo, Al que trabaja cada día Un pan amargo y solitario y disputado Como estos versos míos Que le robo a la muerte Robo a la muerte Robo a la muerte Robo a la muerte