Ayer escribí un poema Me puse la camisa rota Y desayune mirando sobre el huerto las nubes rojas. También vi caer la hoja Desde lo alto del roble La vida se quedó quieta mientras bailaba en el aire. Toqué un poco la guitarra Canciones que hice en un tiempo En el que aun distinguía entre la tierra y el cemento. Y después fui paseando Hasta los acantilados Vértigo y equilibrio se mezclaban en cada paso. Y el camino pensando Que soy como un arroyo Esquivando las piedras y con el fondo de barro. Y me pierdo por los bosques De los que no volví nunca Los veo en el espejo cuando salgo de la ducha. Y frente a la espuma de Azkorri La espuma de mis días Intente separar mi corazón de su espina. Y me quedé pensando En los faros que he apagado En lo cerca que estoy de sentirme muy lejano. Y me senté a esperarte Sin saber quien eres Mientras seguía girando como un vinilo en el plato. Y volvieron las gaviotas Que nunca se han marchado A dónde todo es tan fácil como la piel y la mano. Y me quede pensando Que más da si pierdo o gano Si lo único que quiero es sentirme muy cercano. Ayer vi caer la hoja Desde lo alto del roble La vida se quedó quieta mientras bailaba en el aire. Ayer el rocío regó el jardín Y no hizo falta más. Cada vida tenía su reino Y no había camino que no trazara a un árbol. Nada más hay que entender. Esa es la justa medida. Ni sequedad ni charco, Ni necesidad ni abundancia. Así, toda palabra será rezo. Así, todo será promesa de todo.