Me he encerrado en mi habitación a matar los días No hay nada que quiera ver que no esté en el fondo de tus pupilas Me hundo en la cama y contemplo el silencio La noche marchitándose a fuego lento No sé si estoy vivo o sólo despierto Metido hasta el cuello en recuerdos que se han empezado a pudrir Le busco el revés a tus gestos La grieta que entonces no vi Sigues ahí clavada, espina sin rosal Ni drenando entero hasta el último mar Vacío yo ahora mis ojos de ti Toca mancharse las manos de llanto y de barro Levantar del suelo el cielo derrumbado Y vestir con versos otra derrota Fingir que fuiste reina sólo porque te cubrí Con las joyas que cogías aún verdes de mi boca Mi boca hoy sólo aúlla Sangra tu nombre hasta que muero Nunca vi ningún puñal, pero ahí está el agujero No entendí que tu sonrisa era una blanca muralla Ni supe leer mi ruina en los posos de tu mirada Qué ironía, encontrar por fin a quien no me buscaba Sé que no me ves Pero mira, que sueño contigo incluso despierto Convertido ya en un recuerdo que nadie reclama