Estoy mirando de frente pasar la vida fulera,
Ambulando, sin un cobre, sin tener dónde dormir,
Los amigos no se arriman, se florean con gambetas,
La mina no quiere lola, se entreveró con un gil.
Los últimos cuatro mangos traté de multiplicarlos
Jugándole a Leguisamo, por el pescuezo perdió,
Y en la carrera siguiente le aposté a Rubén Quinteros
Y el Maestro, sobre el disco, del todo me amasijó.
Si hasta mi viola querida
También se tira conmigo,
Ya no escucho más sus trinos,
Sus cuerdas no aguantan más.
Y el patrón de casa, "chivo",
Mi bulín ha empaquetado,
Su puerta me ha clausurado
Por no poderle abonar.
Nunca vi en mi vida rea, junta, tanta mishiadura,
"No la veo", ni siquiera por una casualidad.
La providencia está ausente y hasta el botón de la esquina
Me mira como diciendo: ¿En qué cosas andarás?
Pobre la mina del quiosco, que todas las tardecitas
Me daba los cigarrillos de "sotamanga", al pasar,
Un chabón que nunca falta hizo correr la bolilla,
El viejo la campanea y ya ni puedo fumar.
Y el corazón amurado
Me está tirando la bronca,
Aguantáte, no seas boncha,
Que, si no, pierdo la fe.
Si hasta la luz del bulín
Con la contra corre en yunta,
Por falta de menesunda
Que se llama... ¡kerosén!
Pobre mina del quiosco, que todas las tardecitas me daba los cigarrillos de "sotamanga",
Al pasar un chabón que nunca falta, hizo correr la bolilla, el viejo la campanea y ya ni puedo fumar.
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